Los golpes y amenazas de Mario... un ejercicio de poder patriarcal.

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Varias cosas ha dejado al descubierto de este gran "secreto a voces" con el nuevo escandalo de este personaje de la derecha recalcitrante salvadoreña, que existe un "molde" en la construccion social de los hombres hegemónicos, que hay un sistema (medios sociales, familia, partido político, amigos y amigas, etc.) que encubre, solapa e inviciviliza esta violencia y que el patriarcado tiene muchos seguidores y seguidoras en nuestro pais, ademas dejara al descubierto las instituciones del estado a quien responden, una fiscalia, una procuraduria, un ISDEMU, policias y ONG de DDHH, nosotros, CEMUJER, Melidas y otras organizaciones ya comenzamos a accionar, no solo señalar, esta semana que viene seguiremos viendo como llegamos a mas con este personaje (que ni escribir su nombre me da) y otros que andan por ahi, todavia encubiertos.

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7 DE ENERO DE 2011 14:56
por Rigoberto Chinchilla

Siempre tuvo la fama de ser explosivo e impulsivo, de resolver todo a golpes, de manera irracional e incluso de atemorizar a sus adversarios, incluyendo comunicadores, editores, jefes de prensa y hasta funcionarios del mismo gabinete de gobierno de las administraciones de ARENA, del cual él formó parte como Ministro del Interior.

Mario Acosta Oertel, cafetalero de Ahuachapán, fundador del partido ARENA, es hoy señalado de maltratar durante 30 años a su mujer, Ana Marta Rodríguez Llerena de Acosta, e incluso de intentar asesinarla tras llevarla a la zona conocida como “el Playón” lugar preferido de los miembros de los escuadrones de la muerte, donde asesinaron a muchos de sus opositores dejándoles abandonados.

Pero en 2003 fue denunciado y acusado por agresión, sin embargo, los medios silenciaron y lejos de ser capturado, regresó a su casa con su mujer que sufrió las agresiones por 30 años, los mismos que tiene ARENA de haber sido fundada.

De ser ciertas las declaraciones de su esposa, el delito debería ser “intento de asesinato”, pues la versión de su cónyuge es que sacó su arma en ese lugar y le propino un disparó que afortunadamente no la impactó.

“Me disparó y me dijo que me iba a matar, afortunadamente no me mató, la vainilla del disparo me cayó en la nuca” aseguró.

El último caso similar que públicamente recordamos es el de Juan José Domenech, quien siendo miembro del COENA agredió físicamente a la periodista Liliana Monroy, corresponsal de la Prensa Grafica en San Miguel, lo que le obligó al igual que el caso de Mario Acosta, en esa ocasión a renunciar de inmediato a su cargo dentro de Arena.

Pero la familia Dutriz, dueña de la Prensa Grafica, en esa oportunidad por complacencia política decidió guardar silencio y ni siquiera hacer pública la agresión; fue la solidaridad de un grupo de compañeros periodistas que como muestra de respaldo publicaron un campo pagado con sus propios recursos para que se conociera el caso, una semana después Domenech depuso su cargo y todo fue tirado al olvido.

Mario Acosta optaba por resolver las cosas con agresiones y amenazas; en una oportunidad amenazó a los periodistas Carlos Herman Bruch y Juan Bosco, al primero lo llamó a su despacho para hacerle ver su desacuerdo con su columna que para entonces escribía en El Diario de Hoy.

Para entonces como Ministro del Interior, quien escribe esta columna publicó y puso al descubierto la privación de libertad de 14 ciudadanos emigrantes de la República Popular China, que durante más de un mes permanecían en condiciones de hacinamiento en las bartolinas de la PNC del aeropuerto internacional de Comalapa.

La noticia llamó la atención de todos los medios de comunicación, Carlos Herman escribió su columna donde le calificó como un Ministro xenofóbico, mientras tanto Juan Bosco se había atrevido a hacer pública una investigación donde descubrió los miles de niños que habrían muerto en maternidad porque a sus madres no les practicaron operaciones quirúrgicas a tiempo y donde se implicaba al entonces Ministro de Salud.

Mario Acosta los mandó a llamar, les reclamó las publicaciones periodísticas y les aseguró que “no conocían hasta dónde era capaz de llegar”. Carlos Herman Bruch le tomó la palabra que al inicio consideró se trataba de una broma, le respondió que había una ventaja que él no había considerado, que él era mucho más joven y que podía correr más rápido que él.

Pero esa amenazas luego las tomó en serio y se fue a la embajada de Alemania, mientras que Juan Bosco fue a la de España. Pero para evitar un escándalo diplomático intervino Armando Calderón Sol y habló directamente con el señor Enrique Altamirano, quien habría ordenado la suspensión de la columna y el entonces Presidente tuvo que calmar los ánimos explosivos de su ministro del interior.

Al final, el temor se apoderó los comunicadores; Bruch, dejó de escribir su columna “weekend” y Juan Bosco regresó a su país de origen luego de sufrir una accidente de tránsito que casi le quita la vida.



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