Rio + 20: Contra y mas allá de la cosmología del capital: una ética desde la cosmología popular


Francisco José Bosch
A muchos nos gustaría no estar aquí reunidos. Es mas, nos gustaría poder afirmar que el tema ecológico, se ha instalado en el discurso político y mediático, solo por pura moda. Pero no es cierto, la realidad de la que partimos es apremiante: partimos de la negatividad de este tiempo presente, partimos de nuestro grito contra esa realidad, partimos de la necesidad, urgencia y posibilidad de una realidad otra, de un cambio profundo que nos salve con el planeta. Este es el punto de partida: una realidad ecocida que nos desgarra como humanidad, empezando por los más pobres que son doblemente crucificados por la misma lógica de muerte que los explota económicamente, los excluye socialmente y vuelve vulnerable el sistema-tierra en el que viven. Los gritos de los pobres, son los que antes que cualquier otra cosa, vuelven urgente esta discusión y nos convocan a pelear por esta causa histórica. Desde los explotados por este sistema ecocida, desde los marginados de siempre, desde los sin-nombre, sin-techo, pero sobre todo sin-tierra, nace estas líneas…  ahí esta nuestro dolor y por eso mismo, ahí esta el corazón de nuestra esperanza.
Este Foro Latinoamericano de desarrollo sostenible que se lleva a cabo en la ciudad de Rosario, busca ser un encuentro previo al gran “reality show” de Rio+20. Por esta razón y antes de entrar en el tema, debemos hacer dos consideraciones sobre lo pilares centrales que se discutirán en ese encuentro:
- La propuesta de una transición a la economía verde: desde una reducción economicista de la idea de desarrollo, se presenta la salvación que esta a nuestro alcance, “teñir el sistema de producción capitalista de color verde”. Según esta tesis, que es hoy sin dudas la mas fuertes entre los países del “norte”, es posible convertir en capital la biomasa, valuar, volver mercancía todo lo que sostiene la vida, para de esta manera poder regular su uso y preservación. Esta solución es una mentira descomunal: el cosificar a nivel de mercancía lo mas vital para la vida es un suicidio colectivo (es como que un niño que esta mamando tuviera que ponerle precio a su madre), es dejar en “la mano invisible del mercado” nuestro futuro (¿el futuro que queremos será el futuro de los financistas?)… y mágicamente, esta mano es la que socializa las perdidas y privatiza las ganancias. No hay salvación dentro del capitalismo, sea este amarillo, negro, rojo o verde como ahora nos proponen.
- Una gobernanza mundial: pensado como ente regulador, concentraría un gran poder para hacer operativas las medidas necesarias. Pero… ¿Quiénes serian los gobernantes y quienes los gobernados? Las mismas instituciones que están en el corazón de este sistema depredador en crisis, serian las encargadas de sacarnos del pozo. Esta falacia no resiste mayor análisis: el FMI, el BM y las demás aves de carroñeras del capital financiero, son incapaces de coordinar dinámicas que sostengan la vida, porque los ahora gobernantes son incapaces de quitar de su altar al dios dinero, venerado desde hace rato en las bolsas de valores de todo el mundo.
Para una nueva gobernanza, los poderosos deben ser los que ahorita están privados de todo poder y representatividad, los que sufren la crisis ecológica actual, los que ponen los muertos frente al hambre, los desastres prevenibles y las enfermedades.  Solo cuando el circulo enfermo de poder sea roto por los excluidos, será posible entonces repensar la lógica del poder, es decir del gobierno, para parir una nueva gobernabilidad que “mande obedeciendo” al pueblo y al universo entero. Los sujetos históricos protagonistas de esta lucha por la vida, no pueden ser los emperadores de la muerte, sino que serán los que ahora están encorvados, los que cargan silenciosamente la historia.
Mientras el joven presentador toma aire para continuar, una persona sobresaltado se levanta del publico: “Pero entonces para que estamos aquí. Si nada queda en pie, mejor cruzarnos de brazo y mirar la tv en casa mientras el mundo se cae. Para usted nada sirve… con gente como usted no se avanza…”. Y de hecho es todo lo contrario: si criticamos desde el inicio las propuestas centrales que estarán en la mesa de Rio+20 es porque creemos que debemos hacerlo, porque todavía hay mucho por hacer y porque es nuestra responsabilidad hacerlo. Y por eso, ahora, vamos a proponer una manera para cambiar el mundo, una ética, una hacer-juntos para nacer-juntos a un tiempo de vida… Lo que viene es solo un esbozo, de mil y un pasos que ya se están dando… porque el mundo que necesitamos, ya se despliega en silencio como el capullo que explota en flor sin que nadie lo vea, pero que a todos enamora. Por eso, estas palabras son un intento de reflexionar sobre las luchas que ya están en marcha, que son lo que realmente cambiará la historia.
I. Una nueva-vieja cosmología popular
La cosmología es esa “construcción” del universo que cada sociedad realiza. En cada tiempo los seres humanos han encontrado en el cielo las razones para proyectar su vida en la tierra. La relación cielo-tierra (expresado en el mundo Maya por ejemplo en “corazón del cielo y corazón de la tierra” y en el judeo-cristianismo en Jesús, el carpintero que mostro a Dios), es justamente la relación entre cosmología y ética. Por esta razón partimos desde el comienzo, comenzamos desde el principio…
Y en el principio fue la bola de fuego incandescente. Fue la semilla en la que misteriosamente estuvo contenida toda la vida. Hace 14 billones de años, la vida toda estuvo abrazada en una intensidad sin igual.
Pero antes de compartir la nueva-vieja cosmología, es importante aclarar, que esta historia del universo de manera intencional se cuenta como cuento: para dejar claro que abandonamos un relato unilateralmente materialista del mundo; para compartir este nuevo-viejo conocimiento en términos populares, socializables para que sea conocimiento-emancipación y no palabra de unos pocos especialistas (aunque el cuento no caiga bien en al ámbito “académico oficial”); y finalmente, porque los mas antiguos contaban las cosas importantes como cuentos, para que los niños sonrían, los viejos den un guiño cómplice y los grandes incrédulos sean cautivados... ahí les va:

Había una vez, dos veces y mil veces una melodía en silencio. Se trataba de un grito afónico, de un canto de pájaros desterrados, de muchas voces silenciadas. La melodía vivía encerrada en el silencio, como queriendo salirse. Un día, hace muy mucho y sin previo aviso, unas grietas resquebrajaron el cofre que guardaba la melodía y todas las voces salieron al mismo tiempo lanzadas en todas las direcciones. Este parto fue en una larga noche hace unos 14 billones de calendarios.
Las muchas voces se hacían palabra, grito, llorisqueo, queja… pero al instante dejaban de serlo. La voz y el silencio bailaron juntos en el amanecer de la historia, que fue la infancia del universo.
El baile del tiempo y la atracción del encanto comenzaron a arrimar las voces, a sintonizarlas, a unir gritos, a convocar quejas… y dos palabras tomaron forma: Hidrogeno y Helio, son los primeros hijos, los mas viejos y los mas sencillos de esta madre que es el universo. Con ellos la luz atravesó todo, y la creatividad del nacer cosas nuevas comenzó a ser la gran regla de ese mundo, que al mismo tiempo iba pariendo unidad entre dos nuevos hermanos: Protón y Electrón.
Y por esos días, cuentan los mas antiguos, que las muchas voces se volvieron como un coro, mas bien una nube. Y al parecer muchas eran las nubes que surcaban ese único cielo, en el que el desorden era ley y el encanto era la melodía que nacía sin cesar nuevas creaturas. La creatividad puedo más que la destrucción y se forjaron grandes familias, que se acuerparon, se dieron calor y luz, y se llamaron galaxias. Estas galaxias, familias de estrellas, sufrieron la violencia de su tiempo, y muchos integrantes murieron. Esta fue la dura juventud del universo. La muerte de las estrellas, que eran vidas cargadas de luz y esperanza, parecían terminar en cenizas. La oscuridad quería cubrir nuevamente los caminos del universo, pero cuentan los que cuentan cuentos, que no todo se consumió. Los mas abuelos cuentan que siempre en las largas noches, hay algún animalito que brilla iluminando como si fuera un sol… y así sucedió, unos valientes llamados neutrinos resistieron la destrucción, huyeron disparados y al unirse con otros nacieron nuevas estrellas: esta fue la segunda generación de estrellas. A esta resistencia, a esta resurrección, a esta muerte de las estrellas primeras que nacieron a los soles, se los recuerda como supernovas.
Y en este camino, de grito y silencio, de muertes y nacimientos, de violencia y de belleza, de unidad y dispersión, la creatividad continuó con su despliegue, era la misma melodía que seguía moviéndose desde la explosión inicial del cofre que la oprimía. Este movimiento era como un baile, era un movimiento armónico que tuvo un ritmo perfecto: ni muy rápido para no pisarse los pies entre los bailarines, ni muy lento para no aburrirse. Esta es una de las grandes sabidurías que las abuelas cuentan que estaban guardadas en el cofre originario.
Y frente a tanta transformación, tres voces se alzaron por sobre todos los rincones, como intuiciones que acompañan la vida de este universo naciente: ORGANIZACIÓN para la vida, DIVERSIDAD que enriquece y COMUNION que nos confronta con el otro y nos hermana. Estas fueron las palabras primeras, las salidas del cofre, las nacidas del principio, las dichas por la melodía y las que bailan en el encanto de todos los tiempos, a su propio ritmo.
En esta adultez del universo, se dibujo una geografía por excelencia, una pirueta mágica que convoca a la vida: el espiral. En estos rincones espiralados del todo mundo, nació una bola viviente, un corazón de tierra, un mar de fuego, una caldera de agua: el planeta Gaia, la tierra, la Pachamama.
Al parecer, la partera que ese día tuve que atender al planeta recién nacido, cuenta que no fue parto natural. Más bien, nació entre golpes, entre choques que lo trajeron a la vida. Y no nació solo, sino que fueron nuevellizos. Gran embarazo y gran vida nacía, cada uno con sus particularidades, pero todos girando en torno al mismo corazón.
Pero no todos los hermanos corrieron la misma suerte: los llamados Mercurio, Venus, Marte y Plutón vivieron intensamente sus primeros millones de años (porque largos eran los tiempos antiguos) y luego se congelaron, se paralizaron, se endurecieron como rocas. De los otros cinco hermanos, hay cuatro más distendidos, más dispersos, diríamos más gaseosos, que son Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Pero entre tantos hijos difíciles, hay uno que tuvo el peso preciso, la temperatura perfecta, y que fue la gran posibilidad de esta familia que se llamaba el sistema solar. Este cuarto hijo, le decían los antiguos Madre-tierra, en el se concentró el milagro que se celebra desde hace mucho en cada rincón del cosmos: el milagro de la vida en toda su creatividad.
Cuentan los primeros que caminaron en dos piernas por estas tierras, que en un día de gran bravura del mar, una gran tormenta eléctrica cruzaba todos los horizontes y un potente rayo calcinador planto el primer árbol. La primera zarza ardiente se llamo Aries. Este árbol era unicelular, es decir un cuerpo muy sencillo, que había bebido de todo el universo, pero ahora existía por sus propias dinámicas y prometía cambiar la historia de ese planeta llamado tierra.
Y así fue, Aries tuvo un tatuaje en su frente que marcaba su principal atributo, y que lo contagiaba a todas sus descendientes: La MEMORIA. Y gracias a sus recuerdos y su capacidad de acomodarse al mundo cambiante, Aries fue mutando. Y en esos días de maravillosos nacimientos una nueva hija llamada procariota, conoció el amor: el encanto que había hecho romper el cofre primero y bailar a las nubes galácticas, ahora hacia posible que la luz se volviera alimento. Esta maravilla de enamoramiento se llamo fotosíntesis. Y como el amor no es egoísta, cada célula guardó en su memoria este enamoramiento y lo compartió, lo puso en común con todos los que se encontrara.
Pero no hay amor sin espinas dicen las mas abuelas, y mucha razón tienen: producto de este amor de la luz que se hace alimento, nacía el oxigeno. Un extraño gas, que termino por matar sus padres, en lo que fue la primer gran destrucción que recuerda la vida en el planeta. Pero la devastación no pudo con todos, y la noche volvió a ser la puerta para un nuevo amanecer: la vida cambio, mudo, se transformó en una célula llamada eucariota, que podía convivir con el oxigeno, que creo una delgada capa de gases sobre la tierra para que la vida creciera acariciada desde el inicio. Y cuentas los abuelos, que la vida se mudo una y mil veces, creando la maravilla de los sexos, que hizo posible que la vida creciera ahora en forma de ramas.
Alto… “la unión hace la fuerza” grita un joven entusiasta en la tarde de la historia del universo. Y mucha razón tenía: la depredación de las células, la reproducción gracias a los sexos, la cooperación y comunicación hizo posible el surgimiento de colectivos. A eso colectivo los llaman hoy, organismos multicelulares, los cuales dejaron atrás a aquellos que solos andaban… porque al final el joven tenia razón, “la unión trajo la fuerza”.
Y cuentan que llegaron días difíciles a la tierra: después de haber pasado los calores de los volcanes, la vida tuvo que enfrentarse con los hielos que cubrieron cada rincón de la tierra. Y al pasar esta noche, los colectivos que formaban la vida, dispararon el milagro de la diversidad, como voces del mismo coro, como notas de la misma canción, la vida se rego por el mundo multiplicándose y naciendo de mil modos diferentes. La hazaña de la vida en la tierra, cumplía 4 mil millones de años, y cinco grandes equipos habían tomado forma: las bacterias, que son las mas primeras y mas resistentes de todas, están en todos lados; el segundo equipo las eucariotas que son la base para que toda la demás vida tome cuerpo; el tercero son los hongos, que no son amigos del sol y ayudan a que todo vuelva a la tierra; el cuarto equipo son las plantas, un milagro que lucha contra la gravedad y sostiene la vida; y finalmente el equipo de los animales, colmados de insectos, vertebrados, reptiles y mamíferos…
Los mas primeros, los que nacieron al mundo, los que llegaron caminando en cuatro patas y vivieron en las alturas de los arboles, contemplaron con brillo en sus ojos y con miedo en sus rostros la diversidad de vida, su imposible acaparamiento y lo llamaron a esto… paraíso. Y sabiéndose abrazado por la vida, este nuevo animal se puso de pie y celebró.
Este es un día en que las entrañas del universo todo se conmovieron y un último suspiro salió del cofre inicial: la vida puesta de pie, podía contemplar y admirarse, maravillado por la vida podía celebrar, jugar y aventurarse al encuentro con lo diferente. En las últimas horas de la noche, apareció este simio con increíble capacidad creativa, irrumpió la conciencia que pudo sorprenderse y ponerle palabra a la maravilla que le dio vida. La música nacida del cofre original tomaba forma humana, el polvo de estrellas sonreía ante la vida y se hacia cargo de ayudar a conducir los cauces de la historia que lo nació.
Dicen algunos barbudos que aprendieron a montar en bestias, que todo esto pasó en seis largos días, y que al parecer en el séptimo día, el amor creador descansó. Y los mas antiguos le dan razón, porque en ese descanso, la humanidad creció, se enfrento, creo fronteras, puso precio a cada rincón de la vida, tapo sus oídos a la melodía primera que había orientado el camino, se acostumbro a escribir la historia pisoteando a los mas débiles, se mato sin piedad y destruyo todo lo necesario para cumplir con el caprichos de algunos…
Y entonces… cuando todo el verde planeta se fue poniendo gris… cuando los pájaros afónicos por el humo callaron la ultima canción, cuando todas las relaciones que sostienen la vida fueron rotas, cuando el mono puesto de pie se olvido de la estrella, cuando la mano del amante se detuvo en la caricia final, cuando los padres no pudieron mirar a sus hijos a los ojos, cuando el poder fue una fuerza mas grande que el amor y el dinero no pudo alimentar el estomago de la ambición…  en esa triste noche de la humanidad, muchos gritaron sin saber como encontrar la melodía que los unía con la vida ancestral.
Y en el momento más oscuro de la noche, el alba iba intentando despuntar en búsqueda, en camino colectivo, en trabajo desde la base, en sueños compartidos… en lo profundo de la noche, el amanecer se hizo lucha.
Chin Pum
Pero no estamos perdidos: nos queda el grito de muchos que no quieren resignarse, nos queda el amor que construyó el universo que sigue estando en medio nuestro, nos queda la dignidad rebelde que no se conforma con la muerte. Desde este nuevo relato empírico de las ciencias modernas sobre la historia del universo, recuperamos intuiciones fundamentales que son “lo viejo” de esta “nueva” cosmología: la sabiduría, la palabra y la vida de los pueblos originarios, los pueblos de la tierra. Desde aquí, planteamos la lucha crucial de este tiempo...
El cuento fue una caricatura de la historia del universo. Este es nuestro relato común, que hoy nos encuentra profundamente vinculados, que esta abierto para reunir todos los diferentes relatos en los que cada cultura plasmo su visión del mundo. Este es el marco de referencia de toda nuestra reflexión, de nuestra ética: no una historia que nace de la escritura de los “siempre ilustrados”, no una historia donde el ser humano es amo y señor, no una historia  que nace de las pirámides bañadas de sangre esclava, no una historia escrita por vencedores que muestran el ascendente progreso indefinido… ¡No!. Esta no es nuestra historia. Nuestra historia es la historia del universo, que nos hace confrontarnos con la vida, nos interpela y nos muestra el camino para  re-encontrarnos con lo vital que nos salva.
II. Cosmología del capital vs una nueva-vieja cosmología popular
Esta es quizás una de las luchas mas cruciales de este tiempo: la derrota de una cosmología, una manera de entender el mundo capitalista, que es única y uniformizante, mercantilista, utilitarista, insolidaria e inhumana, que desvincula completamente al ser humano de la tierra. Frente a esta cosmología, se presenta la nueva-vieja cosmología popular que antes presentamos, que entiende a todos relacionado con el Todo, en una sinfonía de vínculos que sostiene la vida, que encuentra el sentido del sujeto en el otro, que confronta con los ritmos y las dinámicas de la tierra para poder construir una vida digna y vital para todos y todas.
Esta lucha de dos maneras de contar y entender de donde venimos y hacia donde vamos, podemos resumirla de la siguiente manera:
Frente al individualismo el colectivo de vida: El hombre (mayoritariamente macho en un mundo patriarcal) prometeico, que todo lo puede, que se basta a si mismo en una autonomía total, debe ser derrotado por un ser humano limitado y consiente de esos limites que no se entiende nunca fuera del espejo de la comunidad que le da identidad. El colectivo, la comunidad de vida, es el principio fundamental en el que debe ser vita la particularidad y riqueza de cada persona. Lo otro, lo diferente, es potenciado en la comunidad que no uniformiza, sino que celebra la alteridad.
Frente al capitalcentrismo el biocentrismo: aquí una disyuntiva crucial. Vivimos en el Reino del revés (Gracias María Elena Walsh), donde el capital, la mercancía inanimada esta ubicada al centro de todas las relaciones. El sistema actual tiene ahí su corazón de piedra. Frente a esto el Biocentrismo, que es colocar el equilibrio dinámico de la vida como la clave reguladora de todas las relaciones. De esta manera el primer afán de la humanidad será abrazar esta vida y no correr desaforadamente detrás del “tener” que siempre se le niega.
Frente a la autonomía del poderoso, la interrelación necesitada del humilde: el antropocentrismo desentendido de la vida de todo el cosmos ha llevado al ser humano a una idea de autosuficiencia absurda y que será un gran bochorno para la historia de este simio pensante.  Frente a la autonomía absoluta que se muestra ejemplarmente en los poderosos de este mundo (que como todo tienen, de nada ni nadie necesitan…), debemos aprender de la humildad y resistencia de los empobrecidos de este mundo, que son consientes de que necesitan del otro. Esta valoración del otro, es un reconocimiento de su dignidad, no debe ser entendido como un valor-instrumental o utilitario.
Frente a los tiempos de la producción, los ritmos de la vida: el mito del proceso moderno esta fundado en una idea de crecimiento sin límite. La escases de recursos estratégicos no renovables hizo despertar de este sueño. Pero aun con los ojos entreabiertos la humanidad no puede aceptar el cambio radical de ritmo que es necesario. En este punto, frente a la producción capitalista que busca el rindex (la mayor producción en el menor tiempo) con tiempos inhumanos y anti-cósmicos, debemos anteponer una lógica de los tiempos de la tierra, de las dinámicas cósmicas, de los ritmos que hicieron posible la vida en la expansión inicial del universo, de los tiempos que cuidan la vida en los ecosistemas. Es la bio-mimesis la propuesta de aprender y asumir esos ritmos, la que puede salvar nuestro corazón, nuestra salud mental y nuestro planeta.
Frente a un conocimiento-manipulación, un conocimiento-emancipación: el poder a dividido y codificado el saber. Cada palabra es dicha con autoridad en “cierto ámbito”, por cierto “especialista”, para “ciertos entendidos”. El sistema es siniestro en este punto: identifica, diferencia y codifica. El saber entonces es patrimonio de unos pocos, que son los pensantes que detentan la verdad. Al otro lado estamos las grandes mayorías, analfabetas de todo. Frente a esto, debemos construir una epistemología de los pobres, enraizada en los saberes populares, en la sabiduría milenaria de los que si se comunicaban con la tierra (y todavía lo hacen). Este seria un conocimiento socializable, de los todos y para la emancipación….
Frente a la indiferencia la compasión: el hombre moderno construye su ideal de felicidad con la estrategia de evitar el dolor ajeno y anestesiar el propio. Este camino de indiferencia es como quien tiro no hace muchos años y no muy lejos, cuerpos de “enemigos al mar”, pero que con el tiempo volvieron. No solo la indiferencia, sino que la competencia es la regla que organiza las relaciones. Ante esto, debemos proponer la compasión con todo lo que sufre, un hacer propio el dolor para nacer de nuevos (en esta ciudad, nació un buen hombre de boina que nos enseño que sufrir cada injusticia como propia era ser compañeros). La competencia ya no seria el arma para relacionarnos, sino mas bien la cooperación, la solidaridad, el darnos una mano conociendo las heridas y los sueños de los demás…
Con todo lo anterior hicimos una mirada de algunas luchas sociológicas, antropológicas, filosóficas, económicas y epistemológicas… pero también entramos a la dimensión ética. La ética es el campo del otro, es la irrupción del otro en mi vida, es la confrontación con la alteridad, es la pregunta sobre ¿Qué hecho con mi hermano de humanidad? La ética es entonces una pregunta por las relaciones humanas entre si y con la vida que lo rodea. Sin reconocer el valor del otro (sea este un ser humano u otra especie), la ética seria desterrada de este planeta. Y hoy, el olvido del otro como tierra u el otro como mujer o el otro como pobre, es la razón mayor para presentar la urgencia de recuperar un planteo ético.    
III. Cambiemos el mundo: una ética urgente
Ya cansada de escuchar, una madre de familia se pone de pie y grita fuerte “ya basta de cuentos, de poesía. Para todos los problemas serios, mas que sueños necesitamos respuestas practicas, concretas... aterrice joven”. Y claro, la madre tiene razón, en esa tensión vivimos, en esa tensión comenzamos ha hablar sobre la ética: conectamos con la ecología profunda, con la cosmología que nos hace seres compuestos de estrellas, para llegar a nuestros sueños más potentes. Pero no basta con esto: debemos construir propuestas que puedan caminarse en esta historia, que unan voluntades y que hagan posible volver a abrazar a la humanidad con el cosmos.
La vieja-nueva cosmología, que nace del universo y de las intuiciones profundas de los pueblos de la tierra es la base para confrontar toda nuestra praxis, es decir nuestra ética:
- Una ética del cuidado: cuidar la creación como jardinero (en una relación sujeto-sujeto) y al hermano como enfermero integral, es el modo-de-ser en el mundo del ser humano, es una de las particularidades que el simio puesto de pie trae al mundo. El reconocimiento del amor que nos nació, que nos trajo a la existencia después de una larga historia de enamoramientos, es la base para nuestra actitud ética del ser cuidadores, es una replica de este amor.   Este cuidado es integral: es cuidar la tierra toda, es cuidar al otro ser humano, es cuidar lo local y al mismo tiempo cuidar la sostenibilidad social, es cuidar de los siempre más desfavorecidos, de los pobres y excluidos, y finalmente es cuidar la propia historia, el corazón y el espíritu que a uno impulsa.
·         Preguntas para despertar a una nueva ética: ¿A quienes cuido en su fragilidad, acompaño en el crecimiento solo por puro amor? ¿en que acciones concretas soy jardinero de la creación? ¿Qué tan cercana esta mi suerte, de la suerte de los pobres de este mundo?
Esta ética es al mismo tiempo una ética de la compasión-liberación, que en un mundo injusto historiza el cuidado como dar justicia, como sentir con el otro para levantarnos juntos.
- Una ética de la solidaridad: todo esta relacionado. Esta es una certeza en la historia del universo, de la que somos la creación mas reciente. La interdependencia, la autonomía-vinculada, la necesidad del otro y lo otro, son principio que nos demuestran la solidaridad fundamental. Compartimos el principio y también compartiremos la misma suerte… no estamos solos, estamos solidarizados, vinculados…  desde aquí es posible pensar la solidaridad necesaria con los hambrientos y sedientos del mundo (todos los jodidos por este sistema, ya sean indignados o alienados); pero también una solidaridad con la vida que nos rodea, saliendo del antropocentrismo depredador y pasando a una lucha por la preservación de todo el medio ambiente.
Al mismo tiempo, la solidad es también una ética del dialogo, del encuentro, del entendimiento, que ataca de raíz la lógica dela dominación y la colonización, que destruye el valor del otro.
·         Preguntas para despertar a una nueva ética: ¿Cómo trato al otro? ¿Cuándo estiro la mano sin pedir nada a cuentas? ¿Cómo resuelvo los conflictos en casa, en la comunidad o en el país?
-Una ética de la responsabilidad: sentirnos responsables es saber que podemos hacer el bien, que podemos contribuir al proceso evolutivo de la vida, que podemos darle más fuego al milagro de los ecosistemas, que podemos acompañar las fuerzas del universo para nos destruir lo que nos da vida. La responsabilidad es entonces, esta capacidad de respuesta del ser humano, que debe ser una respuesta frente a los gritos de los excluidos y también frente  a los gritos de la tierra… ambos atacados sistemáticamente por el capitalismo.
·         Preguntas para despertar a una nueva ética: ¿Cuándo y como me hago cargo de la historia, de los problemas del otro, de los desafíos de la comunidad? ¿Cómo respondo yo, a los problemas que parecen ser de otros?
Estas éticas, no son diferentes partes de un ethos único. Tampoco se trata de sumarlos, sino más bien de entenderlos de manera holística (integral), que descubre detrás de cada praxis humana la intención de cuidar nuestra única casa común, el planeta tierra.
Y al final de tantas palabras, solo nos queda afirmar lo fundamental, lo no dicho pero en todo afirmado: la necesidad de amar mucho. Es el amor que salió del cofre originario el que hoy nos convoca a amar. Ese amor creador es el que debemos hacer presente hoy, los seres humanos, entre nosotros y con todo lo vivo. Porque si soñamos Otro mundo posible, este solo será gracias al poder transformador y vivificador del amor… porque solo el amor es revolucionario.



No hay comentarios:

Publicar un comentario