Rosa Rivas: La heroína de Los Rivas, una aliada de los HClaV el salvador.

Rosa Rivas emigró a los Estados Unidos hace dos años, y desde entonces trabaja sin descanso por contribuir al desarrollo integral de los habitantes del caserío Los Rivas.
Evelyn Navarro


Foto cortesía
Gracias al esfuerzo colectivo impulsado por Rosa, hoy el caserío cuenta con una calle de acceso en mejores condiciones y el quiosco de la ex estación del tren en buen estado
Los Rivas es un pequeño caserío que adoptó ese nombre porque en la época de su fundación todos los habitantes pertenecían a esa familia. Los Rivas también fue uno de los sitios más afectados durante los años del conflicto armado. Formar parte del aislado cantón Nancintepeque, en el departamento de Santa Ana, no lo libró de sufrir en esos años convulsos.
Muchos de sus pobladores abandonaron el caserío para buscar seguridad en otros pueblos, mientras que la gran mayoría optó por comenzar una nueva vida en los Estados Unidos.
Aunque muchas cosas cambiaron desde entonces, Los Rivas aún conserva la vieja estación del tren, las casas con sus techos de tejas ennegrecidas por el paso del tiempo y la mirada esperanzadora de los niños que ahora juegan en sus calles de tierra.
Rosa Rivas conoce mejor que nadie ese paisaje y el sentir de la gente, porque ella nació allí, transitó por esos pasajes y también sintió lo que es vivir en esa comunidad.
Hace mucho tiempo que Rosa se mudó de Los Rivas, pero esa circunstancia no la hizo olvidarse de su lugar de origen, en especial ahora que reside en Los Ángeles.
Por aquellas casualidades de la vida, en esa ciudad californiana se reencontró con muchos de sus ex compañeros de escuela, familiares y amigos que guardaban mucha nostalgia por ese terruño.
"Todos ellos han mandado remesas a sus familias desde siempre, otros mandaban ropa o zapatos. Pero yo soy del concepto de que el asistencialismo no genera un auténtico desarrollo de la persona", comenta Rosa Rivas.
Con esa idea en mente, al poco tiempo de arribar a los Estados Unidos le planteó a sus paisanos la necesidad de organizar un comité para apoyar a los pobladores de Los Rivas con formación y orientación integral.
"Recuerdo que yo llegué a Los Ángeles un 21 de febrero del 2009, y un 9 de marzo nos reunimos para ver un video donde se entregaban cosas a la comunidad. Allí mismo le plantee a un primo y a un grupo como de cuatro personas mi idea de trabajar de forma distinta. Todos estuvieron de acuerdo", recuerda Rosa.
Desde ese día, la casa de su hermana se convirtió en la sede de la incipiente organización. "Para el 10 de abril ya había recogido información sobre los principales problemas de la comunidad, y en ese mismo mes nos establecimos como Comité de Solidaridad de Los Rivas", dice.
Las labores de recaudación de fondos empezaron de inmediato con la venta de platillos típicos, rifas y cualquier actividad que pudiera dejarles un ingreso.
Gracias a este esfuerzo colectivo, el caserío ahora cuenta con una calle de acceso en mejores condiciones, una bomba de agua para el mantenimiento de la cancha de fútbol y con el quiosco de la ex estación del tren en buen estado.
Además, desde el 2010 se instauró la celebración de una semana cultural en el mes de febrero y varias campañas médicas a lo largo del año.
Para Rosa Rivas, uno de los proyectos emblemáticos ha sido la reparación de un puente donde, en varias ocasiones, se habían caído niños y ancianos.
"Le instalamos maya ciclón y barandales. La inversión del Comité fue de $2,400. Ahora todos nos dicen que se sienten más seguros cuando pasan por la zona", menciona con orgullo.

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Los esfuerzos no paran, ya tienen planes para otras actividades futuras en beneficio de su gente.
MUJER SOLIDARIA
Aunque ahora Rosa está enfocada por completo en contribuir al desarrollo de Los Rivas, su interés por los demás nació desde hace mucho tiempo. De hecho, su último trabajo en el país antes de emigrar a California fue en el Proyecto de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia Juvenil en El Salvador "Projóvenes".
Allí laboró durante muchos años, en algunos de los municipios con estadísticas de violencia más altos, como Soyapango.
A pesar de sentirse satisfecha con lo que hacía, Rosa tuvo que renunciar a todo cuando se le presentó la oportunidad de emigrar en el 2009.
"El motivo de mi viaje fue muy particular. Lo que buscaba es que mi hija tuviera una mejor preparación para el futuro, y nos salió la oportunidad de residencia para las dos", sostiene.
Rosa esperó doce años por la residencia, solicitada por su hermana al convertirse en ciudadana estadounidense. Antes de eso, asegura, nunca aspiró vivir en la nación norteamericana.
"Fue una decisión difícil porque se trata de cambiar el trabajo, los amigos y tu medioambiente por algo desconocido. No fue fácil, pero me alegro al ver a mi hija que ya aprendió inglés y ahora está a punto de empezar el bachillerato", dice.
El sueño de un mejor futuro para su hija y el de ayudar a sus compatriotas la han permitido lidiar de mejor forma la nostalgia de estar lejos de su tierra.
Por esa razón, cuando regresó por primera vez al país el año pasado, Rosa utilizó el viaje para renovar energías para seguir trabajando por los suyos.
"Viajé en julio del año pasado con el propósito de gestionar proyectos con la gente del gobierno. Me reuní con el viceministro de Relaciones Exteriores y se quedó sorprendido al ver lo que hemos logrado en escaso año y medio", comenta.
Pero no todo se queda allí, ya que las metas a largo plazo del Comité es extender la red de afiliados a otros estados de los Estados Unidos y brindar apoyo social, económico y formación de capacidades a los habitantes de Los Rivas.
Y, a pesar de ser uno de los principales motores de la organización, Rosa enfatiza que "todo se debe al esfuerzo colectivo, tanto en Los Rivas como de todos los que colaboran en los Estados Unidos".

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