Discurso de Mauricio Funes
El drama a que asistimos es producto de la precariedad en que se encuentran amplias zonas del país por falta de obras de mitigación y prevención de riesgos
Queridos salvadoreños y salvadoreñas:
Hoy es un día muy triste para el país y para este gobierno. El más triste desde que asumiera mi Presidencia y uno de los más trágicos de que tengamos memoria. Por eso quisiera que mis primeras palabras ante ustedes sean de condolencia para las familias de las 124 víctimas mortales identificadas hasta este momento y para todos aquellos que han perdido su casa y todos sus bienes.
Es la expresión del dolor profundo que siente este Presidente al comprobar la vulnerabilidad de nuestro país y la precariedad en que viven muchos de nuestros ciudadanos y ciudadanas y lo mucho que aún nos queda por hacer y que ya llegará tarde para muchos.
Sin embargo, no es para lamentarme que estoy aquí, sino para dejar bien claro a todas las familias, a todos los padres y madres, abuelos , niños y niñas, que esta vez su gobierno no les va a dejar solos ante la desgracia. Que no va a mirar hacia otro lado ni a dar excusas ante el drama que vivimos. Que estoy junto a ustedes y que permaneceré junto a ustedes hasta que hayamos superado la emergencia.
La magnitud de la tormenta y las lluvias es, sin duda, la causa de esta tragedia que padecemos.
Pocas veces se ha registrado un fenómeno de grandes consecuencias. En la zona del volcán de San Vicente, la zona más afectada, se registraron 355 mm de lluvias en sólo cuatro horas. Casi la que se acumulo con otros fenómenos climáticos similares en cinco días.
Para que tengan una idea más clara: durante el Mitch cayeron más de 400 mm en cuatro días, una cantidad casi similar esta vez se precipitó en sólo 4 horas.
Pero también el drama a que asistimos es producto de la precariedad en que se encuentran amplias zonas del país por falta de obras de mitigación y prevención de riesgos, que desde hace años se demandan y que nunca fueron realizadas.
Es una historia que se repite cada invierno pero que debe tener, de una vez por todas, un punto final, una respuesta definitiva y total.
Todas las áreas del gobierno están movilizadas desde ayer para atender a la emergencia y posteriormente para atender la mitigación y la reconstrucción. Están en contacto directo con las víctimas de los desastres y a su entera disposición.
Esta tarde he recibido exhaustivos informes de los alcances del desastre humano y material que nos enluta y entristece. Las imágenes que hemos visto durante este día son las de un país devastado?La magnitud de los daños es incalculable por el momento. Sin embargo, en los próximos días tendremos una evaluación integral de los mismos, para lo que el gobierno contará con el aporte de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y del Sistema de Naciones Unidas, organismos internacionales de reconocida experiencia y credibilidad en el manejo de desastres y de procesos de reconstrucción.
A la vez, los datos meteorológicos son alentadores en cuanto a que lo peor de la tormenta ya pasó y sólo cabe esperar lluvias que no alcanzarán la dimensión de las de ayer y la madrugada de hoy.
Sin embargo, a las familias que habitan áreas de riesgo, les pedimos que se contacten cuanto antes con las autoridades de Protección Civil y de los municipios correspondientes para recibir la ayuda e instrucciones necesarias y atender las recomendaciones hechas por éstas.
De todos modos, ante la grave tragedia que vivimos he resuelto decretar la Emergencia Nacional para movilizar todos los recursos humanos y económicos del Estado a fin de atender los daños producidos y a los damnificados.
Esta emergencia está, pues, destinada a atender la gravedad de la situación habitacional, alimentaria y productiva generada por el desastre natural.
Ya he habilitado una partida especial de presupuesto destinada al Ministerio de Gobernación, que coordina las acciones gubernamentales, para atender lo más inmediato de la emergencia.
El Ministerio de Salud está, también, movilizado para atender las demandas de los afectados.
El Ministerio de la Defensa y la Policía Nacional Civil se han puesto en disponibilidad para contribuir a las tareas de rescate y protección de los damnificados, sin descuidar sus tareas en materia de Seguridad.
Como pueden ver, todo el esfuerzo de este gobierno se ha puesto en marcha para dar respuesta a las necesidades de aquellos que, no me cansaré de repetir, son mi prioridad: los más vulnerables.
Hoy más que nunca es tiempo de demostrarlo y lo estamos haciendo.
Debo destacar la solidaridad que he recibido de diversos sectores de la sociedad: empresarios, trabajadores, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos, de países amigos y de organismos internacionales de cooperación y crédito. Su ayuda será esencial para la reconstrucción material y espiritual que pondremos en marcha de inmediato.
También debo llamar a la solidaridad a todos y cada uno de las salvadoreñas y salvadoreños, este es el momento en que debemos estar unidos como Nación.
Sepa el pueblo salvadoreño que su gobierno no descansa ni descansará en estas horas que son de vigilia y trabajo. No hay límites para el esfuerzo y la solidaridad en los dramáticos momentos que vivimos.
Nuevamente hago llegar mis condolencias a las familias de las salvadoreñas y salvadoreños que han perdido la vida y pido a Dios que nos de fortaleza para salir adelante de esta tragedia.
Que Dios bendiga a El Salvador y a nuestro querido pueblo.
San Salvador, 8 de noviembre de 2009.
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