Tomemos en serio el desenlace del juicio que se lleva a cabo en Guatemala para determinar responsabilidades en los asesinatos ocurridos en aquel país, de tres diputados salvadoreños del PARLACEN, del partido ARENA y su chofer. Lo que desde el principio manejó la vox populi se va volviendo una realidad, con testimonios que indican que los diputados areneros, al momento de la ejecución, transportaban droga en su vehículo “con compartimientos secretos”. Hoy el panorama pinta para exigir una investigación en El Salvador, una investigación que llegue hasta las entrañas del partido ARENA.
Por Sura’s Way
Mediáticamente no se escucha una tan sola vos que ponga en duda las declaraciones que ratifican la causa del asesinato que se convirtió en una ejecución por narcotráfico sobre la que es importante tomar en cuenta que hasta ahora, en el juicio se contó con la declaración de expertos a los que nadie les está restando credibilidad, a pesar de que existen antecedente penales, y por lo tanto lo convierten en un juicio solido, al menos en pruebas, independientemente de la teoría fiscal o de la defensa. Por ejemplo, no he surgido quien se atreva a negar que el vehículo tuviera compartimientos secretos ni que diputados llevaran droga.
“Fue cuestión de ellos separarse de la caravana. Nosotros nos adelantamos y les insistimos. El piloto de cada carro sabía que la seguridad la llevaban, pero por decisión propia agarraron otro camino” declaro un policía testigo, en una declaración hasta ahora irrefutable que indica que los diputados areneros solicitaron a la escolta que les acompañaba que lo dejaran de hacer, dirigiéndose ellos a un destino desconocido, dentro de Guatemala, de lo que cabe preguntar, ¿para donde iban?, y refuerza la hipótesis que la intención pudo ser la entrega de la droga que llevaban en su posesión.
En varias ocasiones hemos discutido sobre un hecho que se dio posterior a esta ejecuciones, cuando se decomisaron en el occidente de El Salvador, dos lanchas llenas de droga, en un operativo con la efectividad como si se trató de una ajuste de cuentas, un golpe al cártel que llevó a cabo la ejecución y del cual se conocían bien sus andadas. Recordemos que Rodrigo Ávila era entonces el director de la PNC.
Adolfo “el chele” Tórrez “se suicido” y no se llevaron a cabo investigaciones que convencieran de las buenas intenciones por la búsqueda de la verdad, tomando en cuenta la llamada que claramente involucraba a una estructura existente –habló de jueces y magistrados ¿de los que se identifican con Arena?-, que ayudaría “por medio melón”, -medio millón de dólares- a Roberto Silva Pereira para salir del problemón que se había metido. Los “amigos de primera categoría” que mencionó “el chele” en esa llamada, nunca se investigaron, por lo que creo que es hora de exigir una explicación. La llamada fue certificada por El Salvador.
Es hora de investigar abiertamente la relación de Rodrigo Ávila en este asunto, sobre el decomiso de droga arriba mencionado y sobre otros asuntos, por ejemplo, ¿Cómo es eso que se dice, que andaba armado en Guatemala y que entró a la cárcel “el Boquerón” antes de los asesinatos de los capturados porque habían realizado la ejecución? ¿Por qué salieron él y René Figueroa “poniendo las manos al fuego” por la dignidad de estos, que terminarán siendo recordados como narco-diputados? Pensemos que ese “espaldarazo” pudo detener cualquier investigación.
Hace poco escribí “antes que todo somos salvadoreños” que fue un artículo en el que hable de la necesidad de llegar a conocer toda la verdad. Hoy les vuelvo a recordar dicho escrito al que quiero agregar que antes que todo soy salvadoreño y me interesa que se lleve a cabo una investigación de la estructura a la que se refería “el chele” Tórrez, que muy probablemente todavía se encuentra activa y dentro del partido ARENA. A éste partido, mis lectores, hay que exigir que se le investigue por sospechas de manejarse ahí crimen organizado y narcotráfico. Mientras eso no suceda, podemos señalarlo como el primer narco-partido del país.
En este tema entran las candidaturas no partidarias. A las que se les señala, con razón, de poder traer, algunas, algún interés de estos dos ilícitos que se les señala constantemente de tener la capacidad de infiltrar en política por medio de la compra de voluntades, que son capaces de “comprar” parte o hasta un partido político entero. ¿Quién garantiza que esto no es lo que ha sucedido en el tricolor? Necesitamos que nos garanticen que no es eso lo que ha ocurrido.
Hoy cobra valor la teoría de los que le apuestan a las candidaturas no partidarias que los partidos no son garantía de que no penetren ilícitos. Este caso muy probablemente nos está diciendo que estos dos ilícitos, narcotráfico y crimen organizado, han penetrado en El Salvador en al menos uno, en ARENA, por lo que urge hablar de la necesidad de la bendita Ley de Partidos Políticos a la que no se le ha da paso en años.
Ante el desconcierto de salvadoreños por el desenlace de este caso, sentimiento que se recoge en correos electrónicos, pláticas casuales y comentarios en las diferentes redes sociales, periódicos y blogs; creo que la situación se presta para por lo menos dudar, si el caso no es nada más que la punta del iceberg o a penas una muestra de “un rollo” más grande. Quizá es atrevido de mi parte sugerir una acción de tal dimensión, pero considero que el impacto que está teniendo este caso, por la certeza de que estuvo involucrado el narcotráfico, no se debe pasar por alto.
El juicio en Guatemala deja mal parada a la clase política del partido Arena. Es penoso el desenlace que lleva este caso de narco-diputados. No permitamos que de la noche a la mañana nos encontremos “oficialmente” en una situación tan complicada como la de nuestros vecinos guatemaltecos y mexicanos, donde las ejecuciones se dan por doquier, en donde se develan relaciones de políticos y narcotraficantes. Hoy es el momento preciso de garantizar que la misma situación no se está dando “solapadamente” en El Salvador. Por lo menos a mí, no me parece para El Salvador.
Leía una noticia en el diario de hoy, que dice que “Manolillo”, al que se le acusa de las muertes e involucra a Rodrigo Ávila, intentó crear un banco de forma fraudulenta…, no se Ustedes, pero en esos negocios me suena un nombre en El Salvador, uno quien según la vox populi, se robó un banco en el país y que está en “la cúspide” del tricolor. ¿Será que hablamos de maestro y alumno? INVESTIGUEN. Dicen por ahí que cuando el rio suena, es porque piedras trae.
¿Quiénes componen la estructura a la que se refiere Adolfo Tórrez? Sigue siendo una duda que muy probablemente se respondería con una investigación dentro del partido Arena. ¿Por qué no investigar a este partido al que la vox populi lo tiene como del narco?