Sostenemos que no todo trabajo sexual lleva a la trata y que hay una diferencia entre prostitucion y trabajo sexual, pero queremos rescatar de este articulo el hecho de que los medios de difusión (no comunicacion) son los que fortalecen y fomentan este tipo de fenomeno y delito, los famosos "cintillos" en los programas juveniles de TV, los clasificados en la prensa escrita y los anuncios en las radios comercialeras, vulgares y poco eticas, donde está espectaculos publicos? donde esta el control? ya han habido victimas por estas publicidades, violaciones y muertes, lo unico es que a los sistemas de difusion no le interesa publicar eso, pero en medicina legal estan los datos.
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13/09/2010
Según la ONU, en este momento hay cuatro millones de mujeres y menores sometidas al mundo de la esclavitud
A lo largo de la semana pasada, Televisa desató una crítica directa a un diario capitalino por sus anuncios de prostitución. Este señalamiento tan direccionado parece responder a un encono dictado por razones empresariales más que éticas, pues la práctica de anunciar servicios sexuales es generalizada entre otros diarios, e incluso en la propia televisora. Sin embargo, los cuestionamientos ofrecen una excelente oportunidad de revisar a fondo una práctica nociva que no por generalizada deja de ser deleznable. La pregunta es ¿deben los medios de comunicación, diarios y televisoras incluidas, ganar sumas millonarias por la promoción abierta de la prostitución, que a su vez se vincula con la trata de personas?
Según la ONU, en este momento hay cuatro millones de mujeres y menores sometidas al mundo de la esclavitud, y 86% de todas esas víctimas de Trata de personas son compradas para explotación sexual comercial. Hay quien asegura que los espacios en los diarios equivalen a las zonas de tolerancia, o ghetos de prostitución que los gobiernos mantienen y las policías solapan. Algunos diarios españoles han dicho “mientras el Gobierno siga avalando la existencia de la prostitución, yo la seguiré anunciando”.
Excepto en España, los periódicos europeos dejaron de promover la prostitución por encontrar que resultaba imposible saber qué anuncios presentaban víctimas y cuáles no. Apuntaban también al hecho de que Gobierno y sociedad trabajan en la búsqueda de la igualdad, y dichos anuncios tienen una fuerte carga de violencia, racismo, sexismo y promueven estereotipos negativos, e incluso el abuso infantil. Quienes aseguran en México que todos los anuncios de prostitución son contratados directamente por “prostitutas libres”, mienten. También mienten quienes aseguran que todos los anuncios los pagan las mafias de tratantes. La promoción y normalización de la explotación sexual depende de la opacidad y la corrupción de muchos.
Enriquecerse a través de la explotación sexual de otra persona está penado por la ley en México. La ley establece muy claro que comete el delito de Trata quien promueva, solicite, ofrezca, facilite, consiga, traslade, entregue o reciba para sí o para un tercero a una persona, por medio de la violencia física o moral, engaño o el abuso de poder para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, etc. Es momento que como periodistas e integrantes de los medios de comunicación nos preguntemos si tal definición de los que infringen la ley nos incluye.
Saber de la ineficacia del Estado para aplicar la ley, no exime a toda la sociedad de asumir las implicaciones éticas y culturales implícitas en el espíritu de esa ley. Hacernos conscientes del deterioro humano que está detrás de esos anuncios es ya un imperativo. Ésta es una oportunidad para que los medios de comunicación de todo el país ofrezcan una lección de congruencia: renunciar a una ganancia económica en beneficio del bien público.
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