11/06/2010
El papa Benedicto XVI pidió este viernes por primera vez en público "perdón" por los abusos cometidos por curas católicos contra niños al clausurar en la plaza de San Pedro del Vaticano un difícil año sacerdotal, marcado por los escándalos de pedofilia en la Iglesia.
"Imploramos insistentemente perdón a Dios y a todas las personas afectadas, y prometemos hacer todo lo posible para asegurar que ese tipo de abusos nunca más puedan ocurrir", clamó el Papa ante unos 15.000 sacerdotes, monjas y religiosos provenientes de todos los continentes, congregados en la enorme explanada.
"Ha ocurrido que en este año de alegría para el sacramento del sacerdocio salieron a la luz los pecados de los sacerdotes, y en particular los abusos contra niños", reconoció el Papa durante la misa solemne concelebrada bajo un sol ardiente con un elevado número de cardenales y obispos.
En su homilía, el pontífice prometió que se "hará todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación" de los futuros sacerdotes y aseguró que "los acompañaremos aún más en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones dolorosas y en los peligros de la vida".
"Así, consideramos lo ocurrido como una tarea de purificación", subrayó.
El jefe de la Iglesia Católica advirtió de todos modos de que la institución "usará la vara del pastor", para proteger a sus sacerdotes de "los farsantes", de las "desorientaciones" y del falso amor.
"Hoy vemos que no se trata de amor, cuando se toleran comportamientos indignos de la vida sacerdotal", subrayó Benedicto XVI, al rechazar claramente la actitud de algunos cardenales y jerarcas de la Iglesia católica por haber encubierto por décadas a los curas pedófilos.
El pontífice alemán, que ha sido acusado inclusive personalmente de haber callado un caso hace más de tres décadas cuando era arzobispo en Alemania, optó por la tolerancia cero contra los curas pedófilos tras estallar a inicios del año una serie de escándalos en Irlanda.
El 'mea culpa' del Papa tiene un particular valor al haber sido pronunciado ante miles de sacerdotes venidos de los cinco continentes, quienes padecen en primera persona la desafección y sospecha de la opinión pública.
Entre los religiosos que acudieron a la enorme explanada, la mayoría vestidos de blanco, figuraban numerosos latinoamericanos.
"Ha sido un año difícil, pero también de reflexión. Los escándalos, lo que se ha escondido por años, a muchos nos ha dejado sorprendidos, incrédulos. La tentación y la coherencia resultan pues más actuales que nunca", comentó a AFP un religioso colombiano.
Los escándalos por los abusos a menores estallaron primero Irlanda, tras la divulgación a finales del año pasado de dos informes oficiales y se han extendido a Alemania, Austria, Italia, Holanda, Bélgica, además de Estados Unidos y varios países de América Latina.
En mayo pasado, durante su viaje a Portugal, Benedicto XVI reconoció ante los periodistas que lo acompañaban en el vuelo papal que la mayor persecución que sufre la institución no viene de los enemigos de "afuera" sino de sus "propios pecados" y reiteró que los culpables deberán responder "ante Dios y la justicia ordinaria".
Por los escándalos, el Papa inició una renovación gradual de la Iglesia con la sustitución de cuatro obispos en Irlanda y tomó medidas como nombrar a un delegado especial para controlar directamente la congregación Legionarios de Cristo, cuyo fundador, el mexicano Marcial Maciel, fue acusado de abusos sexuales.
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