LIBRES COMO EL PENSAMIENTO No. 65
Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Conocí una familia muy religiosa. Todas las noches leían un capítulo o versículo de la Biblia (los 365 días del año) y al final hacían una oración y se daban un saludo para dormir. La imposición de ello venía por parte del padre de familia, un hombre corpulento que había dejado a su anterior familia (una mujer mayor de 40 años con una hija y un hijo adolescentes). Se casó con la prima hermana, menor que él 10 ó 15 años.
Cuando creció su nueva prole, uno de sus hijos se convirtió en “coyote”, dejaba abandonadas a las personas que se llevaba en el desierto de Arizona, México.
La hija mayor (de la primera pareja) se casó con un hombre que sabía la forma de educación que había tenido, tanto religiosa como sexual. Por tanto, al no lograr conseguir sus instintos “mundanos” dentro del matrimonio salía a buscar sexo, ya que su mujer no le respondía como él deseaba. Hasta la vez, no se qué pasó con esta pareja, si viven o si se infectaron con una ITS, VIH o murieron de SIDA.
¿Por qué este comentario? Porque no es a través de la lectura de la Biblia que vamos a cambiar la forma de ser y pensar de las personas.
En este contexto, creemos que se pueden crear ideas y pensamientos enteramente nuevos con las palabras de siempre, los ingredientes de siempre y en suma, con lo naturalmente familiar. De hecho, es así como en esta parte del mundo hemos aprendido a pensar. No somos tanto inventores o inventoras de elementos, de aparatos, como inventar contextos. En este sentido, la crítica no apunta tanto a la destrucción de lo obsoleto, ni siquiera al descubrimiento de lo previamente desconocido. Nos orientamos hacia el descubrimiento de nuevas posibilidades con aquello que nos ha resultado familiar desde siempre.
Nuestra expectativa es que todo tipo de creencias es bueno, lo malo es jerarquizar y someter, lo que debe prevalecer es un vínculo de libertad; cercanía, sin atacar la intimidad, en función del respeto mutuo.
* Lic. en Relaciones Internacionales.
Movimiento por una Cultura Laica (MCL)
No hay comentarios:
Publicar un comentario