Este "nivel" lo usan
mucho los albañiles cuando construyen muros o casas, este perteneció por
mucho tiempo a mi padre, el me lo dejo.
Mi padre aprendió la violencia
desde muy joven, desde su nacimiento y primeros meses como les conté, pero a
sus 14 años,
cuando era un niño todavía experimento su salida de esa niñez
y se convirtió en "hombre" para la sociedad, trabajaba como cortador
de café donde mi abuelo Eustaquio era el "mandador" o capataz, un día
que mi abuelo andaba tomando licor por el caserío, mi padre se quedo solo en el
casco de la hacienda, "cuidando" lo que mi abuelo tenia que cuidar, para eso mi
abuelo le había entregado un revolver 38 para mayor seguridad, cerca de la
media noche a la entrada principal se acercó un conocido pendenciero borracho
insultando a mi padre, profiriéndole insultos y celándolo con "su
mujer", mi padre le decía que no era cierto, que el "nunca se había
metido" con esa mujer, pero el borracho insistió e ingreso por el portón a
donde mi padre cuidaba, mi padre corrió para la casa del mandador (mi
abuelo)... el borracho lo seguía "machete" en mano amenazándolo con
asesinarlo, al llegar al corredor de la casa mi padre se paro firme con el arma
en la mano esperando y rogando a "Dios" que no se acercara mas el
invasor, pero no fue así, apareció por un tanque receptor de agua y mi padre se
dijo "o se muere el o yo"... apunto su arma al cuerpo de agresor y
cerrando sus ojos "jalo" el gatillo del arma, aquella que mi abuelo
tantas veces le había ensenado a usar, dos tiros nomas pudo hacer… al abrir sus
infantiles ojos vio caer al agresor dando sendos gritos de dolor, se acercó con
el miedo característico de los niños y vio que las balas no habían sido
certeras donde el apuntaba, que habían atravesado ambos brazos fracturándolos y
exponiendo sus huesos, mi padre corrió a la casa mientras el borracho se
levantaba con dificultad caminado siempre hacia el “chorriando” sangre al no
poder mas por el sangrado cayo desplomado en el “poyeton” de la cocina justo
donde se botaba las cenizas, ahí quedo con su respiración jadeante…
Al oír los disparos mi abuelo corrió,
medio borracho hasta la casa, encontrado a mi padre con el arma en la mano todavía,
se la quito y secamente apunto a herido (que resultaba ser sobrino de él) diciéndole
“debería de terminar de matarte hijue’puta”… luego a mi padre le ordeno “anda a
‘juir mi’jo” ándate pa’ donde la familia que vive en el lago (Coatepeque)
estate ahí hasta que esto pase, y me encargo del resto… “ándate ya puej”…. Mi padre
se fue a la huida, se dio a la fuga.
También los disparos habían atraído
a mas “mirones” los típicos “guanacos” y haciendo un grupo, “agarraron” una
hamaca para hacerla camilla y lo llevaron al hospital al herido.
A mi padre lo apreso la “benemérita”
Guardia Nacional unos meses después cuando ayudaba a la familia del lago a
construir una casa de adobe, fue llevado preso a la penitenciaria de Santa Ana
donde lo asentaron como Arturo Castro (no Jiménez, todavía no sabia quien era
su verdadero padre) ahí conoció a muchos familiares que eran “chicheros”
(elaboraban chicha artesanal) y “chaparreros” (elaboraban guaro chaparro), ahí aprendió
el oficio de carpintero que mantuvo en su cedula de identidad y DUI hasta su
muerte como oficio.
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