16/11/2009
"En Guatemala los niños crecen hasta debajo de las piedras". No importa donde miremos siempre encontraremos la mirada de uno de ell@s. Y sin embargo los niñ@s no son parte importante de la agenda de los gobiernos; en este país, y en casi ninguno.
Este 20 de noviembre se conmemora que hace 20 años Guatemala ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño.
Junto a UNICEF planteamos en qué terrenos se ha avanzado y en cuáles hace falta detenernos a escuchar los latidos de los más pequeños.
Esta vez voy a ahorrarles cifras, estadísticas. A estas alturas todos sabemos que nos merecemos un galardón en analfabetismo, falta de educación, falta de sueños e ilusiones.
En la aldea Nuevo Todos Santos, (Escuintla) 500 niños, hijos de padres huehuetecos, de los Cuchumatanes, retornados a Guatemala tras los Acuerdos de Paz, viven en tierras estériles. En medio de la nada. Gente del altiplano en plena costa.
Sin acceso a un centro de salud, sin carretera, sin agua ni luz, una población olvidada y hacinada. Muchas familias que no tienen casa viven en champas en lo que fue una finca cafetalera. Rodeada de palmeras, con vista al mar y en medio de un calor insoportable, estos todosanteros en sus calientes ropas trabajan la tierra. Sopla la brisa del mar a esta gente de corazón y sonrisa de tierra fría, de alegres güipiles y sobre sus pantalones rojos rayados.
Cuenta Yolanda (niña mam de 10 años) que su mama “murió de tristeza”. “Tuvo que abandonar sus ovejas porque aquí no se puede pastorear. Las ovejas se morirían”, razona.
Al preguntarle por su recuerdo más feliz, dice sin titubear “una vez que fui con mi papa en camioneta hasta Escuintla, como mi papa no me podía comprar ni un juguete ni mi mochila para poder ir a estudiar yo estaba llorando en la camioneta. El chofer se bajó del bus y me compró una mochila “tené mamita” me dijo, cuando la abrí habían adentro dos cuadernos, dos lápices y un borrador”.
¿Cómo algo tan insignificante como una mochila constituye el recuerdo más feliz de una niña? ¿Qué clase de país es este con mercados repletos de mochilas mientras muchos niños como Yolanda añoran como sueño una mochila, cuadernos y borradores? Muchos niños de esta aldea no van a la escuela porque su familia no puede pagar ni los útiles (Q30), ni la inscripción (Q20).
Esta es la historia de miles de niños guatemaltecos. Nos enfrenta a una serie de desafíos. ¿Quién no está de acuerdo que el futuro depende de la sonrisa de los niños? ¿Cómo podemos inscribir estas sonrisas en las metas y a la luz de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2015) fortaleciendo el trabajo de instituciones como UNICEF?
Primero y fundamental, que el Congreso apruebe la iniciativa de Ley de Desarrollo Integral de la Juventud. Que el Gobierno cumpla con las leyes e implemente las políticas públicas nacionales y municipales, garantizando mecanismos institucionales que permitan a niños, niñas y adolescentes ejercer su derecho a la participación. Crear espacios para su participación en todo el país, y específicamente para las áreas indígenas y rurales.
Hace falta, pensamos, una política que consista en dejar a los niños ser niños. Los niños son seres en proceso, pero son también seres completos, con sus intereses, expectativas, sueños. ¿Quiénes sino ellos pueden representarlos? Es necesaria la implementación municipal de programas, políticas y acciones a favor de la niñez, aumentar la inversión humana y económica en ella. Precisamos que el Gobierno se comprometa con la niñez en materia de salud, educación y recreación.
Se recomienda a los gobiernos, nacional y locales, a la Cooperación Internacional, universidades, instituciones públicas y privadas encontrar caminos para hacer mejor la vida de los niños. Ellos son el futuro que ya está aquí. Una inversión humana debe pasar por reconocer su capacidad de hacer, crear y crecer, debe comprometernos a todos con la tarea de generar sonrisas, anchas y transparentes, para que los niños puedan tener su mochila, sus cuadernos, sus borradores. Para que cada niño y niña del país pueda llevar una mochila cargada de sueños.
http://www.elperiodico.com.gt/es/2089/opinion/124178/
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