26/10/2009
La prostitución infantil está presente en muchos lugares de San Salvador ante el "ojo pacho" de las autoridades. Nadie o muy pocos se interesan por ayudar a estas niñas que en contra de su voluntad o por ignorancia son sometidas a los peores vejámenes de la sociedad.
Es gorda y ronda los 50 años de edad. Está sentada en la puerta de un hospedaje, frente a lo que antes era el cine París sobre la octava calle poniente de San Salvador, esperando que pasen hombres a quienes ofrecer sexo. Cuando un cliente se le acerca no tiene reparos en decirle que ella cobra $5, pero que su sobrina, de 14 años, cobra $10. La sobrina está dentro del hospedaje porque no puede exhibirse en público. Una empleada del sector confirma que muchas mujeres hacen lo mismo. “Ellas son la pantalla, en realidad ofrecen a niñas que están dentro de los hospedajes, algunas son sus hijas, sobrinas o menores que están a la fuerza”, dice. Otro empleados señaló que es vox populi que en esos hospedajes hay menores de edad, pero hasta los miembros de la PNC y el CAM entran. Nunca han detenido a nadie. A las menores las hacen pasar por sirvientas, pero en realidad son prostituidas. El caso de la mujer gorda no es extraño en muchos lugares del centro capitalino. En los alrededores del parque Centenario, colonia La Rábida, parque Liberdad, parque Bolívar, bulevard Los Héroes y la calle Celis muchas prostitutas adultas ofrecen a niñas por las que cobran una comisión o se quedan con todo el dinero. Rubí (nombre ficiticio) es una niña de 13 años que se dedica a vender guineos en bolsa en los alrededores de la terminal de oriente, cerca del Reloj de Flores y sobre la avenida Juan Pablo II. En realidad es una niña que ha aprendido a prostituirse. Cuando un conductor lleva los vidrios abajo, se le acerca para ofrecerle los guineos, pero también para ofrecerse como mujer. La madre de Rubí sabe perfectamente lo que hace su hija. Un vendedor de agua helada y dulces asegura que es la misma madre quien le exige a su hija que se ofrezca a los hombres. “Cuando llega la noche y no han vendido lo suficiente, la mamá la lleva al Zurita y ahí la ofrece”, dijo. LA PÁGINA intentó hablar con la madre, quien se dedica también a la venta de guineos, pero ésta se mostró agresiva y dijo que es mentira que su hija se prostituya. “Yo si, pero soy adulta y puedo hacer lo que quiera” fue el argumento de su defensa. El modo de operación de las menores prostituidas es hacerlas pasar por vendedoras u ofrecerlas con discreción a determinados clientes. “No se las ofrecen a cualquiera”, dijo Romeo, un vendedor de periódicos que afirma conocer a por lo menos tres niñas que se prostituyen en el mercado de mayoreo La Tiendona. Según Romeo, son niñas que “ni pechos tienen” pero que se van a acostar con los “camioneros”. Un suboficial de la División de la Familia de la PNC, señaló que en la mayoría de los casos las niñas que se prostituyen en el centro de San Salvador cuentan con el aval de sus padres, si es que los tienen. En algunas ocasiones ellos se las van a dejar a los clientes. Razón, en parte, tiene el suboficial. El jueves pasado el tribunal segundo de sentencia de San Salvador, condenó a Zoila Eusebia del Carmen Q. porque había dado a su hija a la prostituta Ángela H., para que realizara labores sexuales con los clientes que ya poseía la segunda implicada. La madre fue condenada a diez años de prisión y la prostituta a seis, acusadas de Trata de Personas y por Inducción, Proposición y Favorecimiento a la Prostitución. El delito se cometió del año 2004 al 2008 cuando la menor de 16 años fue rescatada por las autoridades y mediante tratamiento psicológico pudo expresar lo que le había sucedido. Según la Fiscalía, en lo que va del año 19 personas han sido condenadas por el delito de trata de blancas, algunas en perjuicio de menores. Un fiscal señaló que muchas veces localizan a jovencitas prostituyéndose, pero que la mayoría tienen DUI. “Una vez rescatamos a dos menores, cerca de Comandos de Salvamento, aparentaban tener 15 o 16 años, pero la sorpresa fue cuando mostraron DUI. Según dicho documento ambas habían nacido en San Luis de la Reina, un municipio al norte de San Miguel y apenas tenían un mes de haber cumplido los 18 años, aunque según quien las denunció ambas tenían cerca de un año de prostituirse. “El problema es que muchas alcaldías, especialmente las de oriente, entregan partidas de nacimiento falsas a menores de 16 años, quienes con ese documento obtienen DUI. Hay un hospedaje cerca del parque Centenario donde hay cinco o seis jovencitas que no aparentan tener 18 años, pero todas tienen DUI”, dijo el fiscal. A diferencias de las niñas prostitutas para clientes VIP, a las del centro de San Salvador las obligan a acostarse con quien pague. Muchos comerciantes del centro comercial Libertad, entre la secta y cuarta calle oriente, conocen el caso de una mujer que llega todas las tardes con sus dos hijas de unos 12 o 13 años. Las pasa dejando donde clientes fijos, mientras ella se prostituye en el parque. “Esas niñas dan lástima, se las entrega a pandilleros, a ebrios, a quienes les pague”, dice Gloria G. quien asegura que más de alguna vez han denunciado a la mujer ante el CAM, pero nada han hecho hasta ahora. Las leyes salvadoreñas son claras y el Código Penal establece que mantener relaciones sexuales con una menor, aunque sea con su consentimiento, es delito. Estupro. En estos casos cuando cualquier autoridad de seguridad detecta estas situaciones procede rescatar a la menor y arrestar al adulto, así como al proxeneta. Sin embargo los policías no pueden entrar a los hospedajes donde supuestamente se resguardan las menores, si no se tiene una orden administrativa de la Fiscalía o emitida por un tribunal. Excepto si se detecta la infragancia. “Aquí nunca han venido a buscar menores a los cuartos” dice un empleado del hospedaje La Mansión, en los alrededores del parque Centenario, que agrega que ellos no le pueden pedir documentos a todos sus clientes para comprobar su mayoría de edad, además algunos entran en vehículo polarizados. “Yo he trabajado antes en moteles y le puedo asegurar que quienes se acuestan con menores no entran a estos hospedajes, se van a lugares caros y entran en vehículos, no a pie”, dijo el trabajador. En los hospedajes y moteles los empleados están obligados a llevar bitácoras de las placas de los vehículos que ingresan, pero de ninguna manera a comprobar la edad o identidad de los clientes. Una mujer de unos 30 años, que se prostituye sobre la 17 avenida sur, asegura que ella comenzó en ese oficio a los 15 años y que nunca alguien le llamó la atención. “Si quiere encontrar 'bichitas' vaya allá por el mercado central, al Zurita o a la salida de estas escuelas (enumera al menos tres del centro de San Salvador), o preguntele a las vendedoras de dulces en los parque Bolívar,Libertad, Barrios y Centenario”, expresa la mujer. Sobre la primera avenida sur, en las proximidades del Viceministerio de Transporte, dos menores de unos 14 años se dedican a vender bolsas de pepino. A una de ellas un adulto le toma la mano y ella no parece molestarse. “Y como se va a molestar, si esa 'bicha' es p..., lo de la venta es pura pantalla”, dice una mujer que observa la escena. LA PÁGINA aborda a una de estas niñas que después de vender la bolsa de pepinos, pregunta si le gusta su amiga. “A ella le gusta usted”, dice de manera maliciosa. La misma táctica utiliza la otra menor, al preguntar a las hombres que le compran si le gusta su amiga. Ambas niñas se retiran con rumbo a la avenida Cuscatlán. Al menos esta vez no consiguieron clientes. Un informe del Ministerio de Salud indica que solo en el año 2008 más de 14 mil adolescentes dieron a luz. Muchas violadas, otras producto de una relación sexual sin conciencia, y algunas porque se prostituyeron. En el mercado San Jacinto de San Salvador, algunas vendedoras cuentan la historia de Maty, una niña de 12 años que salía a prostituirse hasta que quedó embarazada. Ella murió en Rosario Mora cuando iba a dar a luz. En el parque Libertad, algunos joyeros de la zona, dicen que al menos tres de las niñas que se prostituyen en el lugar están contagiadas de Sida. “Ella no reciben educación ni hay organismos que les ayuden. Cuando una menor es rescatada porque estaba siendo prostituida de manera obligada o voluntaria es llevada al ISNA, donde no cuentan con el personal ni los métodos adecuados para tratar estos casos. “El problema es de conciencia, la gente ha perdido valores y se aprovecha de la necesidad e ingenuidad de las niñas”, dice el sociólogo Carlos Pacheco, lo que es secundado por el sacerdote Óscar Martínez, quien señala que el camino que queda es acercarse a Dios. “La gente tiene necesidades y muy sentida, pero de ninguna forma la pobreza, por muy extrema que sea, justifica prostituir a las menores o aprevecharse de ellas”, reitera el religioso. La gorda que se prostituye frente al cine París, tiene en sus manos una revista Atalaya, simula leerla, pero en realidad está pendiente de sus posibles clientes. Suyos o de su sobrina que no puede exhibirse en público. Ella si. Lo hace con descaro como la mayoría de quienes prostituyen a menores. A niñas.
La prostitución infantil está presente en muchos lugares de San Salvador ante el "ojo pacho" de las autoridades. Nadie o muy pocos se interesan por ayudar a estas niñas que en contra de su voluntad o por ignorancia son sometidas a los peores vejámenes de la sociedad.
Es gorda y ronda los 50 años de edad. Está sentada en la puerta de un hospedaje, frente a lo que antes era el cine París sobre la octava calle poniente de San Salvador, esperando que pasen hombres a quienes ofrecer sexo. Cuando un cliente se le acerca no tiene reparos en decirle que ella cobra $5, pero que su sobrina, de 14 años, cobra $10. La sobrina está dentro del hospedaje porque no puede exhibirse en público. Una empleada del sector confirma que muchas mujeres hacen lo mismo. “Ellas son la pantalla, en realidad ofrecen a niñas que están dentro de los hospedajes, algunas son sus hijas, sobrinas o menores que están a la fuerza”, dice. Otro empleados señaló que es vox populi que en esos hospedajes hay menores de edad, pero hasta los miembros de la PNC y el CAM entran. Nunca han detenido a nadie. A las menores las hacen pasar por sirvientas, pero en realidad son prostituidas. El caso de la mujer gorda no es extraño en muchos lugares del centro capitalino. En los alrededores del parque Centenario, colonia La Rábida, parque Liberdad, parque Bolívar, bulevard Los Héroes y la calle Celis muchas prostitutas adultas ofrecen a niñas por las que cobran una comisión o se quedan con todo el dinero. Rubí (nombre ficiticio) es una niña de 13 años que se dedica a vender guineos en bolsa en los alrededores de la terminal de oriente, cerca del Reloj de Flores y sobre la avenida Juan Pablo II. En realidad es una niña que ha aprendido a prostituirse. Cuando un conductor lleva los vidrios abajo, se le acerca para ofrecerle los guineos, pero también para ofrecerse como mujer. La madre de Rubí sabe perfectamente lo que hace su hija. Un vendedor de agua helada y dulces asegura que es la misma madre quien le exige a su hija que se ofrezca a los hombres. “Cuando llega la noche y no han vendido lo suficiente, la mamá la lleva al Zurita y ahí la ofrece”, dijo. LA PÁGINA intentó hablar con la madre, quien se dedica también a la venta de guineos, pero ésta se mostró agresiva y dijo que es mentira que su hija se prostituya. “Yo si, pero soy adulta y puedo hacer lo que quiera” fue el argumento de su defensa. El modo de operación de las menores prostituidas es hacerlas pasar por vendedoras u ofrecerlas con discreción a determinados clientes. “No se las ofrecen a cualquiera”, dijo Romeo, un vendedor de periódicos que afirma conocer a por lo menos tres niñas que se prostituyen en el mercado de mayoreo La Tiendona. Según Romeo, son niñas que “ni pechos tienen” pero que se van a acostar con los “camioneros”. Un suboficial de la División de la Familia de la PNC, señaló que en la mayoría de los casos las niñas que se prostituyen en el centro de San Salvador cuentan con el aval de sus padres, si es que los tienen. En algunas ocasiones ellos se las van a dejar a los clientes. Razón, en parte, tiene el suboficial. El jueves pasado el tribunal segundo de sentencia de San Salvador, condenó a Zoila Eusebia del Carmen Q. porque había dado a su hija a la prostituta Ángela H., para que realizara labores sexuales con los clientes que ya poseía la segunda implicada. La madre fue condenada a diez años de prisión y la prostituta a seis, acusadas de Trata de Personas y por Inducción, Proposición y Favorecimiento a la Prostitución. El delito se cometió del año 2004 al 2008 cuando la menor de 16 años fue rescatada por las autoridades y mediante tratamiento psicológico pudo expresar lo que le había sucedido. Según la Fiscalía, en lo que va del año 19 personas han sido condenadas por el delito de trata de blancas, algunas en perjuicio de menores. Un fiscal señaló que muchas veces localizan a jovencitas prostituyéndose, pero que la mayoría tienen DUI. “Una vez rescatamos a dos menores, cerca de Comandos de Salvamento, aparentaban tener 15 o 16 años, pero la sorpresa fue cuando mostraron DUI. Según dicho documento ambas habían nacido en San Luis de la Reina, un municipio al norte de San Miguel y apenas tenían un mes de haber cumplido los 18 años, aunque según quien las denunció ambas tenían cerca de un año de prostituirse. “El problema es que muchas alcaldías, especialmente las de oriente, entregan partidas de nacimiento falsas a menores de 16 años, quienes con ese documento obtienen DUI. Hay un hospedaje cerca del parque Centenario donde hay cinco o seis jovencitas que no aparentan tener 18 años, pero todas tienen DUI”, dijo el fiscal. A diferencias de las niñas prostitutas para clientes VIP, a las del centro de San Salvador las obligan a acostarse con quien pague. Muchos comerciantes del centro comercial Libertad, entre la secta y cuarta calle oriente, conocen el caso de una mujer que llega todas las tardes con sus dos hijas de unos 12 o 13 años. Las pasa dejando donde clientes fijos, mientras ella se prostituye en el parque. “Esas niñas dan lástima, se las entrega a pandilleros, a ebrios, a quienes les pague”, dice Gloria G. quien asegura que más de alguna vez han denunciado a la mujer ante el CAM, pero nada han hecho hasta ahora. Las leyes salvadoreñas son claras y el Código Penal establece que mantener relaciones sexuales con una menor, aunque sea con su consentimiento, es delito. Estupro. En estos casos cuando cualquier autoridad de seguridad detecta estas situaciones procede rescatar a la menor y arrestar al adulto, así como al proxeneta. Sin embargo los policías no pueden entrar a los hospedajes donde supuestamente se resguardan las menores, si no se tiene una orden administrativa de la Fiscalía o emitida por un tribunal. Excepto si se detecta la infragancia. “Aquí nunca han venido a buscar menores a los cuartos” dice un empleado del hospedaje La Mansión, en los alrededores del parque Centenario, que agrega que ellos no le pueden pedir documentos a todos sus clientes para comprobar su mayoría de edad, además algunos entran en vehículo polarizados. “Yo he trabajado antes en moteles y le puedo asegurar que quienes se acuestan con menores no entran a estos hospedajes, se van a lugares caros y entran en vehículos, no a pie”, dijo el trabajador. En los hospedajes y moteles los empleados están obligados a llevar bitácoras de las placas de los vehículos que ingresan, pero de ninguna manera a comprobar la edad o identidad de los clientes. Una mujer de unos 30 años, que se prostituye sobre la 17 avenida sur, asegura que ella comenzó en ese oficio a los 15 años y que nunca alguien le llamó la atención. “Si quiere encontrar 'bichitas' vaya allá por el mercado central, al Zurita o a la salida de estas escuelas (enumera al menos tres del centro de San Salvador), o preguntele a las vendedoras de dulces en los parque Bolívar,Libertad, Barrios y Centenario”, expresa la mujer. Sobre la primera avenida sur, en las proximidades del Viceministerio de Transporte, dos menores de unos 14 años se dedican a vender bolsas de pepino. A una de ellas un adulto le toma la mano y ella no parece molestarse. “Y como se va a molestar, si esa 'bicha' es p..., lo de la venta es pura pantalla”, dice una mujer que observa la escena. LA PÁGINA aborda a una de estas niñas que después de vender la bolsa de pepinos, pregunta si le gusta su amiga. “A ella le gusta usted”, dice de manera maliciosa. La misma táctica utiliza la otra menor, al preguntar a las hombres que le compran si le gusta su amiga. Ambas niñas se retiran con rumbo a la avenida Cuscatlán. Al menos esta vez no consiguieron clientes. Un informe del Ministerio de Salud indica que solo en el año 2008 más de 14 mil adolescentes dieron a luz. Muchas violadas, otras producto de una relación sexual sin conciencia, y algunas porque se prostituyeron. En el mercado San Jacinto de San Salvador, algunas vendedoras cuentan la historia de Maty, una niña de 12 años que salía a prostituirse hasta que quedó embarazada. Ella murió en Rosario Mora cuando iba a dar a luz. En el parque Libertad, algunos joyeros de la zona, dicen que al menos tres de las niñas que se prostituyen en el lugar están contagiadas de Sida. “Ella no reciben educación ni hay organismos que les ayuden. Cuando una menor es rescatada porque estaba siendo prostituida de manera obligada o voluntaria es llevada al ISNA, donde no cuentan con el personal ni los métodos adecuados para tratar estos casos. “El problema es de conciencia, la gente ha perdido valores y se aprovecha de la necesidad e ingenuidad de las niñas”, dice el sociólogo Carlos Pacheco, lo que es secundado por el sacerdote Óscar Martínez, quien señala que el camino que queda es acercarse a Dios. “La gente tiene necesidades y muy sentida, pero de ninguna forma la pobreza, por muy extrema que sea, justifica prostituir a las menores o aprevecharse de ellas”, reitera el religioso. La gorda que se prostituye frente al cine París, tiene en sus manos una revista Atalaya, simula leerla, pero en realidad está pendiente de sus posibles clientes. Suyos o de su sobrina que no puede exhibirse en público. Ella si. Lo hace con descaro como la mayoría de quienes prostituyen a menores. A niñas.
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