Libres como el pensamiento: RELIGIÓN Y OBEDIENCIA

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Miguel Ángel Dueñas Góchez*

Cuando pasaba por una iglesia (de garaje), me llamó la atención que la reunión ya había terminado. Compartían un refrigerio. Pero en el suelo estaban unos niños dormidos. Si toda la familia estaba departiendo, me imagino que no había quién cuidara de esos niños.

Creo que no deberían obligarles y sacrificarles, sino turnarse y cuidarles en casa. Tanto niños como niñas no son culpables de la religión que profesen sus progenitores. Es necesario reaccionar ante ese flagelo y traumatismo por los que pasa nuestra niñez. Si en su casa tienen camas, ¿qué necesidad tienen de quedarse en el suelo? ¿Se estarán haciendo cambios en la forma de actuar y pensar de estas niñas y niños? Tal vez en el subconsciente lo que escuchan son algunas reprensiones dictadas por quien adoctrina a la feligresía, condenándola con el juicio eterno, fuego y azufre que cae del cielo y otras maneras de encarrilar a las personas por el camino de “obediencia”. Esto último también es muy delicado para nuestra niñez. Se les enseña a obedecer, pero en sus mentes gravita una obediencia absoluta. Y cualquier adulto o adulta puede decirle a nuestros niños y niñas: “Quítate la ropa, porque yo soy adulto o adulta y me debes obediencia”.

Es de esta forma que se ha llegado al abuso sobre nuestros cuerpos por parte de personas llamadas “religiosas”, contándose un mayor número de niñas que salen embarazadas y en peligro de perder su vida por no estar preparado su cuerpo para tener un hijo o hija.

No podemos seguir fomentando la obediencia a siegas, sino explicarles sus derechos y cuándo decir: “mi cuerpo me pertenece”, aunque sea un niño o niña, y cuándo estará capacitado o capacitada para actuar de manera responsable en caso de relaciones en pareja. Es necesario explicarles que todas las personas tenemos derechos y responsabilidades, que el cuerpo nos pertenece y, por tanto, debemos valorarlo, cuidarlo y saber cuándo tomar una decisión o no sobre tener una pareja y procrear o no, dependiendo de la manera de pensar y el propio criterio de cómo vemos la vida.

Al respecto, François Marie Arouet (Voltaire) decía:

 “Si Dios no existiera habría que inventarlo. Porque, es precisa una religión para el pueblo. Es la válvula de seguridad”.

*Lic. en Relaciones Internacionales

Movimiento por una Cultura Laica (MCL)
librescomoelpensamiento@gmail.com

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