De este tipo de cancer no se hablaba hace 10 años, lo hemos estado hablando en nuestros talleres sobre sexualidad masculina, publicamos este reportaje de LPG y que nos parece muy importante para la salud de nosotros los hombres, abrazos.
"El cáncer de pene se considera una enfermedad poco común, pero sí grave. En muchos hombres con este problema el diagnóstico se hace tarde y esto disminuye el éxito del tratamiento.
Escrito por Laura Molina
Domingo, 06 septiembre 2009 00:00
Como todo cáncer, si es detectado en etapa temprana, considérese curado. El problema es la tardanza porque entre más avanzado está menos probabilidad de cura hay.
Dr. Ernesto Palacios, oncólogo
Dr. Ernesto Palacios, oncólogo
Lo último que a un hombre podría pasarle por la mente al ver una úlcera en su miembro viril es que tiene cáncer. Y es cierto, lo más probable es que sea cualquier otra cosa y no algo maligno. No obstante, y aunque ocurre en menor medida que el de próstata, el cáncer de pene se considera más peligroso.
Precisamente por el desconocimiento del tema es común que en los consultorios de urología se vean casos de cáncer de pene avanzados gracias a que los pacientes prefieren aplicarse una pomada o un antibiótico antes de consultar al médico. Sin saberlo y confundiendo el síntoma con el de una enfermedad de transmisión sexual, muchos hombres dejan pasar el tiempo y el cáncer gana territorio.
El doctor Armando Pleités, urólogo, dice que el cáncer de pene en estadíos avanzados suele producir la muerte. Una vez logra pasar a los ganglios cercanos, lo más probable es que llegue también a otros órganos y sea difícil tratar la enfermedad con éxito.
Como todo cáncer, no aparece así por así. Es progresivo por lo que ante los primeros síntomas se debe acudir al urólogo para que determine de qué se trata.
El hombre puede observar señales como: lesiones en forma de úlcera o verruga parecida a las que causa el Virus del Papiloma Humano (VPH), dolor en el pene y sangrado.
Extraer parte del tejido para realizar una biopsia o examen patológico puede dejar más tranquilos a médico y paciente, o bien les da oportunidad para comenzar un tratamiento apropiado si se tratara de algo maligno.
Las partes del miembro masculino donde se pueden ver las lesiones cancerígenas varían. El doctor Ernesto Palacios, oncólogo, dice que en el 48% de los casos se presenta en el glande (punta del pene), pero también puede aparecer en el prepucio (la piel que lo recubre), el surco y la base. La mayoría de pacientes, agrega, son hombres mayores de 60 años, pero el doctor Pleités asegura que tampoco es demasiado raro ver a menores de 40 con este cáncer.
Cuando la lesión es pequeña aún, la solución es relativamente simple: tanto quitar el pedazo afectado como aplicar láser o crioterapia (tratamiento mediante congelación) pueden terminar con el problema. En esta etapa y con una terapia adecuada el 80% de los pacientes sobrevive, dice el doctor Palacios.
Si el cáncer está más avanzado, se podría requerir de una cirugía llamada falectomía (del griego falo, que significa pene), es decir, quitar el pene. Dependiendo del área comprometida puede ser parcial o total. Si fuera solo el prepucio puede resolverse con la circuncisión, afirma el urólogo.
Por otra parte, las causas de este tumor, como en todos los cánceres, no están del todo claras; sin embargo, se ha asociado al VPH como un factor de riesgo importante. Este virus que también causa cáncer de cuello de útero se transmite por las relaciones sexuales y no siempre presenta síntomas.
Por esta asociación directa, en algunos países desarrollados también se aplica la vacuna contra el VPH en varones como prevención del cáncer.
Este tumor, asimismo, es más frecuente en individuos no circuncidados. Esto podría deberse a la acumulación de esmegma debajo del prepucio, lo que incrementa el riesgo de que se desarrolle la enfermedad, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. El esmegma es la secreción de color blanco que se produce en el órgano masculino.
La fimosis que es cuando el prepucio no se retrae, también aumenta el riesgo, igual que la promiscuidad sexual, advierte el doctor Palacios.
En este cáncer como en otros, lo que queda es tomar las medidas necesarias para prevenirlo, pero también estar atentos a cualquier signo de que algo anda mal. Antes de automedicarse o de tomarse las cosas a la ligera, lo mejor es consultar en este caso al médico especializado en urología.
Precisamente por el desconocimiento del tema es común que en los consultorios de urología se vean casos de cáncer de pene avanzados gracias a que los pacientes prefieren aplicarse una pomada o un antibiótico antes de consultar al médico. Sin saberlo y confundiendo el síntoma con el de una enfermedad de transmisión sexual, muchos hombres dejan pasar el tiempo y el cáncer gana territorio.
El doctor Armando Pleités, urólogo, dice que el cáncer de pene en estadíos avanzados suele producir la muerte. Una vez logra pasar a los ganglios cercanos, lo más probable es que llegue también a otros órganos y sea difícil tratar la enfermedad con éxito.
Como todo cáncer, no aparece así por así. Es progresivo por lo que ante los primeros síntomas se debe acudir al urólogo para que determine de qué se trata.
El hombre puede observar señales como: lesiones en forma de úlcera o verruga parecida a las que causa el Virus del Papiloma Humano (VPH), dolor en el pene y sangrado.
Extraer parte del tejido para realizar una biopsia o examen patológico puede dejar más tranquilos a médico y paciente, o bien les da oportunidad para comenzar un tratamiento apropiado si se tratara de algo maligno.
Las partes del miembro masculino donde se pueden ver las lesiones cancerígenas varían. El doctor Ernesto Palacios, oncólogo, dice que en el 48% de los casos se presenta en el glande (punta del pene), pero también puede aparecer en el prepucio (la piel que lo recubre), el surco y la base. La mayoría de pacientes, agrega, son hombres mayores de 60 años, pero el doctor Pleités asegura que tampoco es demasiado raro ver a menores de 40 con este cáncer.
Cuando la lesión es pequeña aún, la solución es relativamente simple: tanto quitar el pedazo afectado como aplicar láser o crioterapia (tratamiento mediante congelación) pueden terminar con el problema. En esta etapa y con una terapia adecuada el 80% de los pacientes sobrevive, dice el doctor Palacios.
Si el cáncer está más avanzado, se podría requerir de una cirugía llamada falectomía (del griego falo, que significa pene), es decir, quitar el pene. Dependiendo del área comprometida puede ser parcial o total. Si fuera solo el prepucio puede resolverse con la circuncisión, afirma el urólogo.
Por otra parte, las causas de este tumor, como en todos los cánceres, no están del todo claras; sin embargo, se ha asociado al VPH como un factor de riesgo importante. Este virus que también causa cáncer de cuello de útero se transmite por las relaciones sexuales y no siempre presenta síntomas.
Por esta asociación directa, en algunos países desarrollados también se aplica la vacuna contra el VPH en varones como prevención del cáncer.
Este tumor, asimismo, es más frecuente en individuos no circuncidados. Esto podría deberse a la acumulación de esmegma debajo del prepucio, lo que incrementa el riesgo de que se desarrolle la enfermedad, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. El esmegma es la secreción de color blanco que se produce en el órgano masculino.
La fimosis que es cuando el prepucio no se retrae, también aumenta el riesgo, igual que la promiscuidad sexual, advierte el doctor Palacios.
En este cáncer como en otros, lo que queda es tomar las medidas necesarias para prevenirlo, pero también estar atentos a cualquier signo de que algo anda mal. Antes de automedicarse o de tomarse las cosas a la ligera, lo mejor es consultar en este caso al médico especializado en urología.
En el país
En comparación con otros cánceres masculinos, como el de próstata, el de pene es menos frecuente, pero aún así el Seguro Social registra una cantidad considerable.
En el año 2008 se diagnosticaron 112 casos de “tumor maligno de pene de parte no especificada”, en la consulta externa, según las estadísticas.
60
años
es la edad de más riesgo para desarrollar esta enfermedad, pero también pueden sufrirla hombres más jóvenes.
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